Quienes concurrimos a la creación de esta iniciativa, la Corporación de Estudios Nacionales NOSOTROS, nos inspira la necesidad de promover y defender la identidad, la integridad y la unidad de nuestra Patria, aportando a ello con nuestro trabajo intelectual.
Queremos ser un espacio de pensamiento independiente, de reflexión, diálogo, estudio e investigación política, económica, social, cultural y educacional de nuestro país, capaz de desarrollar un proyecto nacional que contribuya a la solución de sus grandes problemas.
Aspiramos entonces a ser punto de referencia para quienes no sólo sueñen con una Patria renovada y fuerte, también tengan la voluntad de cooperar en su realización. La formación de personas con una cultura política sólida y fiel a las tradiciones y valores nacionales les permitirá ser eficaces artífices de esa obra.
Con el nombre de la Corporación NOSOTROS -el pronombre de la primera persona plural-, queremos representar y simbolizar a nuestra nación. Porque a ella la entendemos como la unión de generaciones, familias, pueblos, etnias y cuerpos sociales intermedios, incluyendo nuevos miembros que se integren con espíritu cívico y patriótico. Conforma así un rico pluralismo social y una diversidad cultural que desarrolla en su territorio su propia historia y un destino común.
En similar sentido, el historiador Mario Góngora decía que la nación, al tener un destino común, constituye un nosotros, una comunidad creada desde que hay un Estado independiente.
Asumimos así a nuestra nación como un nosotros de la afirmación y la integración y rechazamos el nosotros de la negación. Este último es aquel basado en doctrinas promotoras del individualismo, el desarraigo y la uniformidad cultural, destruye las comunidades naturales de identidad y filiación, como la familia y la nación, debilita el vínculo de filiación y afiliación, la solidaridad entre generaciones y clases y fomenta la discriminación, la exclusión y los identitarismos particularistas. El mismo sentido negativo y disolvente del nosotros nacional, posee la acción de debilitamiento y desintegración que impulsan los poderes, organizaciones y agendas globalistas.
Lo anterior, ya era advertido por Mario Góngora hace 40 años: “El espíritu del tiempo tiende en todo el mundo a proponer utopías (o sea, grandes planificaciones) y a modelar conforme a ellas el futuro. Se quiere partir de cero, sin hacerse cargo ni de la idiosincrasia de los pueblos, ni de sus tradiciones nacionales o universales; la noción misma de tradición parece abolida por la utopía. En Chile la empresa parece tanto más fácil cuanto más frágil es la tradición. Se va produciendo una planetarización o mundialización, cuyo resorte es técnico-económico-masivo, no un alma”.
La nación no surge de una sola vez y para siempre. Se logra mediante el esfuerzo y sacrificio consciente de las generaciones, pasadas, presentes y futuras, haciendo historia con una voluntad, un sentimiento y un destino comunes, inaccesibles ante las dificultades, sostenidas por un Estado soberano en el interior y exterior. Las realizaciones de todas las generaciones que han forjado nuestra Patria constituyen una herencia común. Por ello, el patriótico sentido de un nosotros de afirmación e integración nos obliga a protegerla, conservarla y transmitirla enriquecida a las generaciones futuras.
Invitamos, entonces, a quienes comparten este ideario a sumarse a la tarea de pensar el modo de desarrollar un Estado nacional en forma que sirva a la unidad, potencia y dignidad de Chile.
Presidente
Vicepresidente
Secretario
Director Ejecutivo
Tesorero